Por: LTF. Karen Galván Pardo*
Cuando tomamos la decisión de comenzar a realizar ejercicio, tenemos la idea de que así beneficiamos a nuestra salud, no sólo la física, si no también la salud mental, debido a que el ejercicio nos ayuda a regular los niveles de estrés, mejora la oxigenación del cerebro entre tantas cosas. Realizar actividad física moderada y bien dosificada nos puede ayudar hasta disminuir el uso de medicamentos, siempre y cuando se combine con una una buena alimentación, descanso y atención de molestias o lesiones que pudieran surgir.
Por actividad física entendemos “cualquier movimiento corporal que da lugar a un gasto de energía (quemar calorías)”. La actividad física se realiza con diferente intensidad según el propósito que tengamos: trabajo, ocio, mejora de las capacidades físicas, desarrollo de la fuerza y el equilibrio, entre otros. La sociedad actual tiene al ejercicio incluso como una alternativa para prevenir enfermedades o tratar de controlar algunas otras.
Vencer el sedentarismo y comenzar a moverse es el punto de partida para una vida mejor, pero ¿Cómo saber que tipo de movimiento hacer? ¿Cuáles son nuestras opciones? Cuando hablamos de actividad física nos sólo nos referimos a referimos a actividades cotidianas, también a ejercicio físico planeado o algún tipo de deporte.
- Ejercicio físico: es una actividad física estructurada, repetitiva, planificada y realizada con un objetivo relacionado con la mejora o el mantenimiento de la condición física.
- Deporte: es una actividad física reglada y dirigida al logro de resultados en una competición en general.
Inactividad
Por inactividad física entendemos no alcanzar las recomendaciones sobre actividad física para la salud; es decir menos de 150 minutos a la semana de actividad física moderada.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos a la semana de actividad física aeróbica de intensidad moderada. También se puede hacer 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa, o una combinación de ambas.
En el caso de niños y adolescentes, deben realizar al menos de 60 minutos (una hora) al día de actividad física moderada o vigorosa.
Las personas mayores con algún problema de movilidad deberán realizar ejercicios para mejorar su equilibrio y prevenir caídas 3 o más días a la semana.
La inactividad física tiene consecuencias en nuestra salud. Hoy en día se sabe que la inactividad es actualmente el 4º factor de riesgo de mortalidad más importante del mundo, sólo por detrás de la hipertensión, el consumo de tabaco y la hiperglucemia.
Una forma de cuidar nuestra salud además de aumentar la actividad física es disminuir el sedentarismo y las jornadas largas de trabajo, porque puede pasar que una persona realice actividad física, pero por su trabajo sea sedentario.
En general, tener una vida activa que incluya el ejercicio físico, ayuda a prevenir problemas de salud:
- Alivia el estrés, reduce los síntomas de ansiedad, y mejora la calidad del sueño.
- Reduce el riesgo de depresión.
- Ayuda a controlar el peso corporal.
- Previene enfermedades musculares y osteoporosis.
- Reduce la tensión arterial.
- Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, y cáncer de mama y colon.
- Mejora la evolución de algunas enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes, el hipercolesterolemia y la obesidad.
- Mejor condición física y más autonomía.
- Mejor capacidad de concentración, de memoria y están más despiertas.
- Mejor calidad de vida y esperanza de vida.
- Aumentar la coordinación y el control de los movimientos.
- Mejorar la autoconfianza.
- Favorecer la integración en el grupo.
- Fomentar las relaciones sociales positivas.
- Prevenir el consumo de tabaco, de alcohol, de otras drogas y tóxicos.
- Educar en valores porque fomenta el esfuerzo, la amistad y el espíritu de equipo.
Si deseas mejorar tu bienestar y condición física te invito a que realices cualquier actividad física la que más te guste y pronto veras como mejora tu estado de ánimo y tu salud.
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* Karen Galván Pardo es originaria de Huejutla de Reyes, Hidalgo, egresada de la licenciatura en Terapia Fisca y Rehabilitación del Centro Mexicano Universitario de Ciencias y Humanidades (CMUCH), actualmente se encuentra estudiando una maestría en Neurorrehabilitación en el CMUCH.
Actualmente trabaja para el Instituto para la Atención de las y los Adultos Mayores del Estado de Hidalgo, en un centro gerontológico en Tenango de Doria, donde brinda atención a los adultos mayores uno de sus principales objetivos es mejorar la calidad de vida del adulto mayor.
