Por: Karen Galván
El envejecimiento es un proceso natural que, en algún momento, todos vamos a enfrentar.
Sin embargo, la fisioterapia nos ofrece múltiples herramientas para fomentar nuevos hábitos que favorezcan un envejecimiento activo, permitiéndonos ser más independientes a lo largo de los años. Con el ejercicio adecuado y una buena alimentación, esto es posible.
Definamos el concepto de envejecimiento activo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo describe como el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen.
Algunos elementos clave del envejecimiento activo incluyen:
● Participación social: Involucrarse en actividades sociales, culturales y comunitarias para mantener conexiones significativas y prevenir el aislamiento.
● Actividad física: Mantener un estilo de vida activo mediante la práctica regular de ejercicios físicos adaptados a las capacidades individuales, lo cual contribuye al bienestar físico y mental.
● Aprendizaje continuo: Estimular la mente a través de la educación y el aprendizaje permanente, ya sea mediante la adquisición de nuevas habilidades, la participación en cursos o la exploración de nuevos intereses.
● Cuidado de la salud: Adoptar hábitos saludables, realizar chequeos médicos regulares y gestionar activamente la salud física y mental.
● Autonomía y autocuidado: Fomentar la autonomía personal y el autocuidado, permitiendo a las personas mayores tomar decisiones sobre su propia vida y salud.
Beneficios de la fisioterapia en el envejecimiento activo
- Promoción de la actividad física adaptada
El ejercicio es considerado la “medicina del envejecimiento”. La fisioterapia diseña programas personalizados que incluyen fuerza, resistencia, equilibrio y flexibilidad, adaptados a las necesidades individuales. Estos planes ayudan a mantener la masa muscular, prevenir la sarcopenia y mejorar la capacidad cardiovascular. - Prevención de caídas
Las caídas representan una de las principales causas de discapacidad en adultos mayores. La fisioterapia implementa entrenamientos de equilibrio, coordinación y propiocepción, además de asesorar sobre la modificación del entorno domiciliario para reducir riesgos. - Rehabilitación y manejo de enfermedades crónicas
En patologías como la artrosis, la enfermedad de Parkinson, los accidentes cerebrovasculares o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la fisioterapia favorece la recuperación funcional y reduce la progresión de la discapacidad, integrando técnicas manuales, ejercicio terapéutico y educación postural. - Conservación de la independencia funcional
El mantenimiento de las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria es clave para un envejecimiento saludable. La fisioterapia entrena movimientos cotidianos, adapta ayudas técnicas y fomenta la autogestión de la salud en el hogar. - Acompañamiento psicosocial
Más allá de la dimensión física, la fisioterapia contribuye al bienestar emocional del adulto mayor. La práctica regular de actividad guiada reduce el aislamiento social, mejora la autoestima y favorece la participación comunitaria.
Conclusión
Hoy en día observamos a más personas realizando ejercicio, ya sea caminar, correr o asistir a gimnasios. Incluso, se habla de que la actividad física ya no es solo una moda, sino un nuevo estilo de vida, lo cual resulta muy positivo. Practicar actividades que nos agraden y que, además, aporten beneficios a nuestro cuerpo es fundamental.
Si a esto le sumamos la fisioterapia, obtendremos un plus muy importante: no solo habrá cambios físicos, sino también un mejor cuidado de la postura, las articulaciones y la prevención de lesiones. Como hemos mencionado en artículos anteriores, visitar al fisioterapeuta al menos una vez al año puede marcar la diferencia, ya que es mejor prevenir lesiones y, en caso de que aparezcan, facilitar una recuperación más rápida. Todo esto, en conjunto, nos ayudará a alcanzar un envejecimiento saludable.
