Soy Karen Galván Pardo, columnista de Voces.

Soy Karen Galván Pardo, columnista de Voces.

Soy Karen Galván Pardo, originaria de Huejutla de Reyes, hidalguense, soñadora y empática, un poco tímida pero siempre elocuente, amistosa y trabajadora. Soy licenciada en Terapia Física, actualmente estudio una Maestría en Neuro-rehabilitación. En la Ciudad de Puebla.

Desde que tengo uso de razón siempre quise estudiar algo con relación a la salud, como muchas niñas mi primer sueño fue ser médico, pero con el paso de los años comencé a investigar un poco más y conocí la rehabilitación, era una carrera algo nueva y me generó mucha curiosidad, poco a poco fui conociendo más y me enamoré de la fisioterapia. El simple hecho de saber que podría apoyar a muchas personas a recobrar la movilidad, incluso la confianza en sí mismo me agradó.

No diré que fue fácil, estudié en la ciudad de Puebla y estar lejos de mi familia me hacía valorar mucho el esfuerzo que ellos hacían para ayudarme a alcanzar mis sueños, después de unos años egresé de la carrera, y comencé la búsqueda de trabajo. Aún recuerdo como llegue a una fundación llamada Creciendo Juntos la cual llevo en mi corazón, ahí comencé trabajando con niños con discapacidad neurológica y aprendí tanto de ellos.

En el lugar de trabajo.

Por cuestiones de la vida cambie de trabajo y mi vida dio todo un giro porque pasé de pacientes pediátricos  a pacientes geriátricos, actualmente llevo  5 años en el mismo trabajo. Al inicio fue todo un reto; el hecho de generar conciencia en el adulto mayor sobre su propio autocuidado, la movilidad y su actividad diaria, si bien donde laboro uno de los objetivos principales es que las personas mayores tengan una vejez sana y activa, debía hacer algo para generar conciencia, así que comencé a darles pláticas sobre lo que es la fisioterapia, sus beneficios y así poder ganarme su confianza para que ellos mismos comenzaran a pasar a tomar sesiones terapéuticas.

Poco a poco la agenda de pacientes se fue llenando, desde atender algún dolor por malas posturas hasta pacientes con alguna lesión neurológica y fue ahí donde comenzó mi inquietud por estudiar la maestría en neuro-rehabilitación, también inicie con un taller sobre la actividad física el cual fue todo un reto, principalmente por los ejercicios que se adaptaran a todos, mi primer intento no funcionó muy bien, pero después me quite el miedo y adapte los ejercicios a canciones, busqué algunas con mayor ritmo  y que fueran de su agrado para poder hacer la actividad física mucho más amena. En el comienzo fueron sólo 20 minutos y actualmente ya toman clase de 30 y hasta 40.

Con el paso del tiempo he notado como los adultos mayores en mi lugar de trabajo poco a poco han ido tomando conciencia de los muchos beneficios que tiene el ejercicio en la salud.

Un día con Karen, con la fisioterapeuta y la estudiante de maestría.

Normalmente mi día comienza a las  5am, para poder ir a realizar ejercicio y regresar a casa a darme un baño, preparar mis alimentos; procuro que sean lo más saludable posible, me integro a mi trabajo a las 8:45 en donde comienzo a ver pacientes, posteriormente doy el taller de activación física a los adultos mayores y regreso a la terapia. Después del trabajo llego a casa, en donde me espera mi perrita llamada muñeca, es muy amorosa, descanso un rato para estar con ella, posteriormente preparo mi comida, me gusta investigar recetas (creo que cocinar sería otro de mis pasatiempos favoritos)  después de comer realizo  tareas de la maestría, por ultimo ordeno mis cosas para el siguiente día y procuro leer un rato antes de dormir.

Objetivos y metas profesionales.

Uno de mis objetivos más claros es poder hacer entender a la población la importancia de visitar a un fisioterapeuta para poder prevenir lesiones, combinar esto con el ejercicio es lo mejor, podríamos disminuir el uso de medicamentos, y que deberíamos tenerle más miedo al reposo prologado que al ejercicio.

También una  de mis metas a corto plazo es tener mi propio consultorio, en donde trabajaría a base del ejercicio, generando la conciencia de que no solo somos masajistas o aplicamos los famosos toquecitos como coloquialmente se le dice a la electroterapia, sino promoverlo como un trabajo profesional y de mucha relevancia para la salud, seguir haciendo ejercicio de forma sana, creando contenido de difusión (como ésta columna en VOCES HIDALGO) en donde pueda informar a la población en general, seguirme capacitando para poder brindar un mejor servicio.

Por ultimo, no sería completa esta nota sin agradecerle a una persona muy especial en mi vida, mi madre, quien siempre me inculcó la disposición para ayudar a los demás, a ser amable, empática y bondadosa, a dar siempre lo mejor de mí en el trabajo y la comunidad, a tratar de ser una buena hija, buena hermana y sobre todo una buena persona, yo no sería quien soy sin ella. Y sé que desde el cielo ella me seguirá guiando para mejorar cada día.

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