Por: Psic. Brenda Iliana Ponce Cruz
Hemos evolucionado a pasos agigantados; la inteligencia artificial hoy es capaz de crear lo inimaginable, pero aún el ser humano sigue siendo primitivo; salvaje, el hombre de las cavernas tenía que ser violento para sobrevivir, cazar y ser el más fuerte para preservar la especie.
Pero en nuestro tiempo actual, ¿cómo justificas los feminicidios, el intercambio de niñas de diez u once años a cambio de una dote por usos y costumbres? somos egoístas, soberbios, territoriales y miedosos. Por eso traicionamos nuestros valores y muchas veces nos vendemos al mejor postor por un trabajo, por un título o por poder.
Es increíble de ver como aún nos regordeamos en ver a otro en desventaja frente a nosotros y, aunque es verdad que no somos todos. Que aún (como muchos dicen) que somos más los buenos, lo cierto es que no se nota dónde estamos esos buenos. Porque con la intención y el golpe de pecho no basta, la omisión, la negación y la indiferencia no cuentan como puntos a favor, sino todo lo contrario.

Por eso en esta Semana Santa, tan relevante para todos los creyentes, les dejo como regalo una poesía de Clemente Bárcenas (Que en paz descanse) porta saltillense a quien recuerdo con cariño, en estas interminables charlas que tenía con mi padre. Ésta es una de mis poesías favoritas del porta y que aparece en el libro que escribiera el poeta. Espero que la disfruten y haga reflexionar a más de uno. Que la salud emocional inicie en mente, corazón.
SI REGRESARAS JESÚS
Si tú volvieras al mundo de los vivos
qué decepción tendrías Jesús mio,
todos hemos perdido los estribos;
sólo hay ruindad desorden y extravío.
Nadie hace caso a tus consejos sabios,
todos gozamos tan sólo la materia,
a diario te causamos mil agravios;
es inminente que reina la miseria.
La miseria de espíritu domina,
sólo en el mal pensamos cada día,
nadie entiende tu palabra divina
y a nadie importa ya tu pena y tu agonía.
Que moriste en la Cruz por rescatarnos,
¡no nos importan los clavos asesinos!
Que tu calvario fue grande por amarnos,
nos causa risa tu dolor divino.
Aunque te apena Señor ver el desastre,
vuelve a nosotros Jesús, ¡un momentito!
dirígenos de nuevo tus palabras,
no nos olvides ¡ven pronto Jesucristo!
¿Por qué no echas un vistazo a tu día a día? En un momento de reflexión pregúntate, si hoy fueras caminando por la calle y te encontraras a Jesús, ¿Podrías mirarle a los ojos y decirle: Señor, soy digno de ti?