En una sesión maratónica que duró casi 16 horas, la Cámara de Diputados aprobó en la madrugada del 20 de septiembre la reforma propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador para transferir la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Con 353 votos a favor y 126 en contra, la mayoría de Morena y sus aliados lograron sacar adelante la iniciativa, la cual elimina el carácter civil de la Guardia Nacional y la convierte en un cuerpo militar. Este dictamen fue enviado al Senado para su aprobación final.
La reforma propuesta el 5 de febrero de 2024 por el presidente López Obrador busca transferir la administración y operación de la Guardia Nacional a la Sedena. En esencia, esto implica que la GN dejará de ser una fuerza civil y sus integrantes estarán sujetos al fuero militar. Aunque se presentaron 433 reservas al dictamen, solo una fue aprobada: la propuesta por la diputada Merary Villegas (Morena), que especifica que la Guardia Nacional estará integrada únicamente por personal militar con formación policial, excluyendo a los elementos provenientes de la Secretaría de Marina (Semar).
El cambio eliminó la posibilidad de que los marinos se unieran a la GN, regresando a la redacción original enviada por López Obrador. Esto suscitó críticas por parte de la oposición, quienes afirmaron que este ajuste confirma la militarización de la Guardia Nacional.
El diputado Rubén Moreira, coordinador de la bancada priista, expresó que la reforma convierte definitivamente a la Guardia Nacional en un cuerpo militar. Explicó que, al suprimir la participación de la Marina y centrarse en personal militar con formación policial, se confirma la transformación de la GN en una fuerza armada de carácter militar. Moreira argumentó que esta medida responde a la existencia de una licenciatura en seguridad pública dentro del Colegio Militar, lo cual permite formar a elementos con un enfoque específico en la seguridad pública pero bajo una estructura militar.
Por otro lado, el diputado Gibrán Ramírez, del partido Movimiento Ciudadano (MC), coincidió en que la reforma militariza a la Guardia Nacional. Según él, la exclusión del personal de la Marina responde a la influencia de la Secretaría de la Defensa Nacional, que busca mantener el control exclusivo sobre la GN. Ramírez lamentó que la bancada de Morena esté consolidando lo que calificó como un proyecto militar que inició durante el sexenio de Felipe Calderón, y que ahora, bajo López Obrador, se culmina.
La reforma no estuvo exenta de duras críticas por parte de la oposición. Germán Martínez, diputado del Partido Acción Nacional (PAN), señaló que la militarización de la Guardia Nacional refleja el fracaso de la estrategia de seguridad del actual gobierno. Martínez argumentó que, a pesar de las promesas de López Obrador de traer paz al país, los índices de violencia han aumentado durante su mandato. Según el diputado, el número de muertes violentas en este sexenio supera al de las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, calificando a la actual gestión como “el sexenio de la muerte” y acusando al gobierno de haber fracasado en su misión de pacificar al país.
En este sentido, Martínez reiteró que el PAN se mantiene firme en su rechazo al militarismo, afirmando que el poder civil debe prevalecer en las instituciones de seguridad.
Ante la aprobación de la reforma, la coordinadora del PAN, Noemí Luna, anunció que su bancada acudirá a instancias internacionales para intentar frenar lo que considera una “militarización del país”. Luna explicó que la modificación de 12 artículos de la Constitución representa una amenaza para el carácter civil de las instituciones mexicanas, y adelantó que su partido explorará todas las vías legales y diplomáticas para revertir la decisión.
Luna también subrayó que la bancada de Morena, junto con sus aliados del PT y el PVEM, aprobó la reforma sin considerar los argumentos de la oposición, lo que, en su opinión, muestra una falta de disposición para el diálogo y un claro impulso hacia la militarización de la seguridad pública.
La reforma a la Guardia Nacional ha generado un intenso debate en México sobre el papel de las fuerzas armadas en la seguridad pública. Los críticos temen que la integración de la GN en la Sedena profundice la militarización del país y debilite el control civil sobre las instituciones de seguridad. Por su parte, el gobierno de López Obrador defiende la medida como un paso necesario para mejorar la eficacia de la Guardia Nacional y fortalecer la lucha contra el crimen organizado.
En cualquier caso, la discusión sobre el futuro de la seguridad en México está lejos de terminar. Con el dictamen ahora en manos del Senado, la aprobación final de la reforma podría enfrentar nuevas barreras, tanto en el ámbito legislativo como en las instancias judiciales e internacionales.
La oposición ha dejado claro que no abandonará sus esfuerzos para frenar la militarización de la Guardia Nacional, mientras que el gobierno de López Obrador sigue firme en su convicción de que esta medida es crucial para garantizar la paz y la seguridad en el país.