Ilustrar el amor

Ilustrar el amor

Por: Mauricio Hernández Sarvide

Hogar, calma, recuerdos preciados, nostalgia, anhelos, calidez, costumbres, disparates sin sentido, todos son elementos y consecuencias del amor, de adorar apasionadamente y por mucho tiempo. Así amó y pintó Marc Chagall.

Marc fue un pintor nacido en lo que hoy conocemos como Bielorrusia en el año de 1887 en la ciudad de Vítebsk. Nació y creció en un hogar judío. Estuvo acostumbrado al campo y a la pobreza desde pequeño. Lastimosamente, perdió a dos de sus hermanos de niño y le tocó presenciar ambas Guerras Mundiales, además de la Revolución rusa.

Por si esto fuera poco, su religión no le permitía estudiar ni viajar sin un permiso especial. Sin embargo, gracias a que su madre sobornó al maestro de su pueblo, consiguió cursar la primaria para posteriormente ingresar en distintas escuelas de arte casi siempre ayudado por otros.

Su resiliencia, le rindió frutos, incluso después de que muchos despreciaban sus cuadros que llenaba con irreverencia y una estética que no se había visto en la pintura. Estuvo influenciado por corrientes como el fauvismo y el cubismo y así, logró hacerse camino entre los grandes pintores de la época gracias a su toque experimental, distintivo suyo durante su trayectoria.

Como la mayoría de los pintores, Marc Chagall tenía a su musa. Pero Bella Rosenfeld era mucho más que eso. Se conocieron gracias a una amiga y en sus memorias, se relata la profunda conexión que sintió el pintor con tan solo ver a su futura esposa y conversar con ella. Era un amor de esos de telenovela, instantáneo, donde el pobre se enamora de la mujer rica, un escándalo en esa época. Pero nada de eso fue impedimento para que a partir de 1915 gozaran de su matrimonio a lo largo de 35 años.

Ese matrimonio pareciera ser la inspiración para La Mariée (La novia), una de sus obras más destacadas no solo por su unicidad sino por su profundo significado. A simple vista, el cuadro no pareciera de lo más estético. Más que una sola composición, pareciera que solo son elementos bizarros combinados sin algún objetivo concreto. Pero justamente, esa es la magia de esta pintura.

Según diversas interpretaciones, cada objeto y personaje retratado, cumple con un propósito que, al desenmascararlo, cobra sentido y hace que realce la belleza del mensaje connotativo de la obra en sí.

Primeramente, la novia que es quien protagoniza la pintura, representa en realidad, a su esposa Bella, a quien cabe destacar, retrató en muchas de sus obras.

La cabra con el violín representan su origen. En su ciudad natal, la cría de ganado era de las principales actividades económicas, pero era muy caro mantener a una vaca, por lo que todos criaban cabras. El violín por su parte, es un instrumento que impera en la cultura judía, además puntualiza la importancia de la música en su vida. La presencia de una sinagoga a un costado, refuerza también su origen religioso junto a la silla de la esquina superior derecha, que se infiere, es símbolo de la tradición de aventar a los novios montados en una silla quienes a su vez, tienen el reto de besarse.

Otro elemento de peso, es el pez con la vela por su interpretación ambigua como casi todo. Por un lado, puede representar la luz y esperanza, por la forma de luna que tiene o como testigo del momento. Así mismo, existe otro animal presente, es el gallo debajo que representa a Francia, donde pasaron un buen tiempo de su vida el pintor y su esposa.

Sin embargo, el elemento principal, además de la novia, es el sujeto detrás de ella. Varios creen que es el mismo Marc volando y que ejemplifica su sentir a partir de que se enamoró de su esposa.

Ilustrar el amor romántico en una sola descripción y/o perspectiva es una tarea más que difícil, imposible ¿por qué? Porque no todos vivimos el amor de la misma manera.

Todos poseemos una historia, cualidades, defectos, rutinas y formas de pensar distintas. Todas esas características, derivan en una forma particular en la que cada individuo manifiesta sus sentimientos. No todos somos como Chagall que se enamoró a primera vista, aunque eran otros tiempos. Pero a partir del tiempo, la atención, la empatía, la comunicación y la confianza, todos podemos enamorarnos con la misma pasión e intensidad que él e incluso, con suerte superarla. El amor es así, impredecible, irrepetible, e incontenible. Marc sintió tanto amor por Bella que lo canalizó a su obra. Por eso Marc pintó de esta manera, sin aparente sentido, con muchos elementos, pero ofreciendo la magia de que, al ver más de cerca, se desenmarañan todas las sensaciones que te causa el estar enamorado, como la calidez de un hogar, la remembranza permanente, la belleza, la aceptación del otro y sobre todo la pasión, la pasión que se suscita al ilustrar el amor.

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