Gritar con valentía

Gritar con valentía

Por: Mauricio Hernández Sarvide

John, Paul, George y Ringo. Cuatro nombres tan poderosos y tan venerados, que ni siquiera es necesario poner sus apellidos para saber de quién estamos hablando. The Beatles fue una banda británica de Rock & Roll considerada por muchos (me incluyo) como la mejor de todos los tiempos.

Increíblemente solo estuvieron 7 años juntos, en los que nos regalaron 13 álbumes tan ingeniosos como maravillosos. Discos donde reinaban composiciones sencillas a simple vista, pero que, en realidad, eran obras meticulosas plagadas de armonías vocales, riffs inolvidables y ritmos que podían hacerte llorar o bailar; acompañados de letras llenas de sentido y creatividad.

Sin embargo, los egos, las disputas y algunas personas externas con influencia en el grupo (sí, de ti hablo Yoko Ono) iniciaron el declive de la agrupación. Todo hubiera sido distinto si todos hubieran reconocido que algo estaba mal, si hubieran dialogado sanamente y sobre todo si hubieran pedido ayuda. Justo de la forma en la que relatan en una de mis canciones favoritas, Help!

Básicamente, este single habla de la importancia de pedir ayuda con alguien cercano, alguien que te ayude a poner los pies sobre la tierra y de la evolución de no querer ser ayudado a envalentonarse y pedir desesperadamente ser apoyado por alguien. Todo ello, cantado en versos cortos al puro estilo del Rock & Roll sesentero y en solo dos minutos con 19 segundos. La letra tampoco es demasiado profunda, pero es concisa en algo, pedir ayuda es necesario.

¿Cuántas veces no necesitamos algo y nos da miedo pedirlo? No hablo de favores como pásame esto o tráeme aquello. No. Hablo de ahogarse, de sentir que no puedes más. Como si estuvieras totalmente perdido en un bosque frondoso, sin brújula ni mapas; como si tus problemas fueran un océano gigante y no vieras tierra a donde llegar. Como si te estuvieras sofocando y no fueras capaz de gritar. Esa sensación se hace abrumadora con el tiempo. Te va drenando de energía hasta agotarte. Te lleva hasta el punto de reconocer que tú solo, por tu cuenta, no podrás salir de ahí. Que la única salida es gritar y pedir ayuda, tal como lo hace John en la canción, pero con un poco menos de estilo y más airadamente.

La amistad se trata de eso. De estar ahí en esos momentos. En la dicha y en la lucha. A fin de cuentas ¿a quién le confías más cosas que a tu amigo? A nadie. Entonces ¿por qué no confiar antes de colapsar? Un oído que escuche, un hombro donde llores y un alma que te apapache, a veces es todo lo que se necesita para cambiar la perspectiva. Pero nadie lee mentes, debemos decirlo, expresarlo para así poder eliminarlo.

Ojalá que todos tengan un amigo o tan si quiera alguien a quien llamar. Somos humanos, no máquinas automatizadas. Nos crearon, quien quiera que haya sido, con razonamiento, pero aún más importante con emociones y sentimientos. Ignorarlos, sería ignorar nuestra naturaleza, de ahí el conflicto y todas las sensaciones que conlleva o huir o no poder enfrentarlos por ti mismo. No todas las batallas son individuales, algunas necesitan de la camaradería para llegar a la victoria. Por eso, de vez en cuando es bueno acudir con los nuestros porque está bien luchar y ser fuerte, pero aceptar la mano que te tienden es aún más valiente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *