El fallo informático de Microsoft, que ha colapsado aerolíneas, bancos y medios de comunicación en todo el mundo, ha mostrado una de sus peores imágenes al encender muchos ordenadores: la temida ‘pantalla azul de la muerte’. Este viernes, la actualización defectuosa de la plataforma de seguridad informática CrowdStrike fue identificada como el origen del fallo sufrido en los equipos de Microsoft, provocando el bloqueo de los ordenadores que tienen instalados los sistemas operativos de Windows.
El gran fallo informático ha causado incidencias a nivel global, afectando a aerolíneas internacionales, compañías ferroviarias e industrias de telecomunicaciones. Las principales aerolíneas estadounidenses, como Delta, United y American Airlines, suspendieron sus vuelos a primera hora debido a “problemas de comunicaciones”, según informó la Administración Federal de Aviación. Problemas similares afectaron a aeropuertos en Berlín, Alemania; Ámsterdam-Schiphol, Países Bajos; Hong Kong y todos los aeropuertos españoles, según indicaron los gestores aeroportuarios de estos países. En Suiza, el aeropuerto de Zúrich, el más importante del país, suspendió los aterrizajes hasta nuevo aviso. Sin embargo, los aeropuertos de Pekín no se vieron afectados, según la televisión estatal china.
Además de las aerolíneas y aeropuertos, el fallo informático también afectó a hospitales neerlandeses, la Bolsa de Londres y el operador ferroviario británico. Las emisiones de la cadena británica Sky News fueron interrumpidas y en Australia, la cadena nacional ABC declaró que sus sistemas se vieron afectados por un fallo “importante”. Los principales índices de Wall Street cayeron, mientras que la Bolsa de Valores de Londres informó a CNN que estaban experimentando un impacto en sus plataformas en tiempo real, lo que impedía que los clientes accedieran y recibieran datos.
El fallo tuvo consecuencias significativas en los mercados financieros. Los principales índices de Wall Street registraron caídas, y la Bolsa de Valores de Londres comunicó a CNN que debido a un problema técnico de terceros, estaban experimentando un impacto en sus plataformas en tiempo real, impidiendo que los clientes accedieran y recibieran datos. Esta situación generó incertidumbre y afectó negativamente la confianza en el mercado.
George Kurtz, CEO de CrowdStrike, la compañía detrás del fallo, explicó que se trató de una actualización fallida para Windows. Kurtz descartó que se tratara de un ciberataque y aseguró que ya se había implementado una solución. Sin embargo, el daño causado por el fallo fue considerable, afectando a una amplia gama de sectores y servicios a nivel mundial.
Este incidente destaca la fragilidad de las infraestructuras tecnológicas y la interdependencia de los sistemas globales. La rápida identificación y solución del problema por parte de CrowdStrike y Microsoft fue crucial para mitigar el impacto, pero el evento subraya la necesidad de robustecer las medidas de seguridad y tener planes de contingencia efectivos para evitar futuras interrupciones a gran escala. La confianza en la tecnología depende en gran medida de la capacidad de las empresas para gestionar y solucionar rápidamente estos problemas.