Entre 2022 y 2023, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) experimentó un aumento significativo del 151% en la emisión de licencias para la adquisición de armas de fuego, cartuchos y accesorios. Los permisos otorgados se dispararon de 6,655 a 16,691. Aunque esta tendencia creciente suscita preocupación, los expertos ven un lado positivo: la gente está optando por canales legales.
En 2022, la Sedena, a través de la Dirección General del Registro Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos, concedió 6,655 permisos. Sin embargo, en 2023, esta cifra aumentó a 16,691, lo que significa que se otorgaron 10,036 permisos adicionales. Estos permisos se extendieron para diversas actividades, incluyendo tiro deportivo, caza, protección domiciliaria y parcelaria, registro y colección, así como licencias particulares individuales.
Juan Carlos Montero, experto en seguridad pública y profesor del Tec de Monterrey, sostiene que este aumento en la demanda de armas es un tema de debate. Aunque es preocupante que los ciudadanos sientan la necesidad de armarse, Montero ve un aspecto positivo en el hecho de que están optando por hacerlo a través de canales institucionales. Según él, a pesar de que el proceso puede ser engorroso debido a la burocracia, el aumento en las cifras indica que la gente confía en el sistema.
Andrés Sumano, doctor en Política Pública, sugiere que este incremento en las licencias puede estar relacionado con la creciente inseguridad en el país. Diversos factores podrían estar influyendo en este fenómeno, pero lo cierto es que la violencia prevalece, especialmente en zonas rurales y carreteras.
Javier Ortiz Sullivan, consultor en proyectos tecnológicos de seguridad, argumenta que el aumento en las solicitudes de licencias de portación particulares refleja el interés de la Sedena en ofrecer este servicio de manera masiva. También indica el deseo de los ciudadanos de protegerse contra la delincuencia.
La Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos establece que las licencias para la portación de armas serán de dos tipos: particulares, que deben revalidarse cada dos años, y oficiales, que son válidas mientras se desempeñe el cargo o empleo que las motivó.
Para obtener una licencia particular, las personas físicas deben cumplir con ciertos requisitos, incluyendo llevar un modo honesto de vida, haber cumplido con el Servicio Militar Nacional, no tener impedimentos físicos o mentales para el manejo de las armas, no haber sido condenados por delitos con uso de armas, no consumir drogas, enervantes o sicotrópicos, y demostrar, a criterio de la Sedena, la necesidad de portar armas debido a su ocupación, las circunstancias especiales de su lugar de residencia, o cualquier otro motivo justificado.